Duelo de Guapuras

Dos hombres y un destino

La banda de Sundance Kid y Butch Cassidy, se caracterizaba por no matar a nadie, incluso pude ver en un programa del Lonely Planet que por lo visto Butch pagaba la hipoteca a viudas de la zona, aunque en la película sospecho que más de uno terminará jugando al Trivial con San Pedro. Que Cassidy creciera en Utah en el seno de una familia mormona de extensa prole seguro que tuvo algo que ver en esa inusitada moral, porque heredar hasta el palomino de los calzoncillos forja el carácter de cualquiera.
Son dos bribones lidibinosos asiduos al burdel y adictos a la adrenalina, dos hombretones poseídos por el espíritu de un zanguangón. Butch se queda prendado de una bicicleta deslumbrado por la curiosidad que le provoca el novedoso artefacto, como un niño pegado al escaparate de una juguetería. Sundance carece de la más mínima delicadeza, su inocencia indómita no concibe una verdad hiriente. Bruter than an arado.
Viven ajenos al riesgo de su profesión hasta que un día la Parca deja ver su descarnada figura, un puñado de cazarrecompensas dirigidos por un reputado rastreador, un borrón en lontananza sin rostro pero con un olfato infalible. Aterrados se miran a los ojos y por un momento dejan de ser niños, saben que serán cazados, pueden notar la áspera soga en sus pescuezos. Puede que no haya camino de vuelta pero siempre tienen un conejo en la chistera y arriesgando la vida logran escabullirse.
Día a día el drama de una vida dedicada al crimen se va consumando. Se ven abandonados, sin posibilidad de enmienda, no saben sobrevivir honradamente, incluso a mil jodidas millas de su país siguen siendo criminales, alimañas que exterminar. Las circunstancias empeoran cada día, sus escapadas cada vez más apuradas, sus trabajos más y más peligrosos. Un augurio más negro que nunca ronda sus cabezas, una última huida siempre es posible.

Película irregular con momentos brillantes e instantes rarunos

La factura de la película es probablemente lo que más me desconcertó de la película. Hay escenas, encuadres, ubicaciones de la cámara, que llaman de inmediato la atención por estar 'fuera de época', es decir, no corresponde con la forma de filmar de la época ni tampoco con la del resto del metraje.
Por ejemplo, hay una escena en la que, justo tras asaltar un tren, se acerca un convoy acorazado por la misma vía, y tras el primer desconcierto, por la incertidumbre de rigor, se abre súbitamente el portón, y con un soberbio salto salen de él la media docena de jinetes que vienen a darles caza. El instante en que los animales brincan del vagón es filmado justo desde debajo, captando el vientre de los animales y las patas estiradas en el aire, enfatizando la plasticidad de un brío incontrolable. Este tipo de detalles junto con otros muchos como la confección de la escena; cómo se fragua el drama de la emboscada a unos ufanos asaltadores, el posterior pánico desencadenado...Son propios de una película de acción (buena) de nuestros tiempos.

Conviven en la misma películas otras escenas ácidas-setenteras o recursos como un zoom súbito sobre algún elemento, que son puro spaguetti western. Una secuencia que ejemplifica ese olorcillo a hippie que os comento, es un paseo en bicicleta, que para mi, aún con el riesgo de haberme perdido algo, me parece que no aporta demasiado, salvo ensalzar la gañarería de un tipo, que peina canas, haciendo piruetas sobre una bicicleta de hace doscientos años. Todo ello sonando la multipremiada "Raindrops falling in my head" de Burt Bacharach y después una marcha circense, y una chica vestida de época sentada de lado entre el manillar y el sillín, y un toro que mira a los ojos fíjamente con cara de perro, y un enano motorista y un funamulista cojo!...eché de menos a Javier gurruchaga cantando viaje con nosotros.
La fotografía es notable, de hecho oscarizada, se disfruta, especialmente cuando se muestra la magnitud de algunos escenarios o el plano tiene toda la información del desarrollo de la escena que necesita el espectador sin forzar el encuadre, planos cortos con acción secundaria de fondo o cuidados generales. Por ejemplo, un detalle, cuando los dos bandidos se echan al suelo para otear en la distancia a sus perseguidores la cámara a ras de suelo enfoca el rostro de ambos, somos un compinche agazapado más. Una iluminación natural, opuesta a la de esas películas de antaño en donde todo esta perfectamente definido bajo una luz uniforme, como si el mundo entero fuera un escenario; si es de noche solo luz de luna, luz de candil solo en interior y el leve reflejo de los candiles y la luna en el porche. Se nota cuál es el trabajo del director de fotografía, especialmente en la primera huida y los diez últimos minutos.

Género mestizo y relaciones desconcertantes

El último fotograma es paradigmático del western y aunque estrictamente es el género al que pertenece, el desarrollo del drama podría ser ambientado en otro tipo de circunstancias delictivas de la actualidad, la emoción de la tragedia personal trascienden al género. No es una 'road movie' aunque estén siempre en constante huida. Ni llega a ser una película puramente de acción, aunque hay tiros, persecuciones, puñetazos y patadas en los cojones...¿se dice así?..¿patadas?

Otra cosa un tanto indefinida es la relación harto rara entre la maestra de escuela, de la que por cierto no os he hablado, y los dos cowboys. En ocasiones pensaréis que está con uno pero está con otro, sale de la cama de Robert Redford para darse una vuelta en la bicicleta y besarse con Paul Newman. Poned ojos aviesos y preguntaos (¬ ¬) ¿Estaría con los dos? ¿A la vez? ¿Eran amantes bisexuales? ¿Tenía la chica algo más bajo el cancán que no se cuenta? ¿fue este el gérmen de la película "Montaña del culo roto" mal traducida al inglés por Broke(n)back mountain? ¿Terminaré alguna vez de hacer preguntas estúpidas? ¿quiźas ahora? ¿o tal vez en este instante? En cualquier caso, es fácil adivinar que la maestra no era tonta.

Robert Redford.

Numerosísimas son las veces que se le ha catalogado como uno de los hombres más guapos del siglo XX, muchas también las que se le ha comparado físicamente con Brad Pitt, y es que la semejanza es obvia. Además comparten tics, o eso me pareció. Si Brad Pitt tiene una infinidad de escenas en las que recita el guión mientras come poco decorosamente, me juego el pescuezo de otra persona a que fuera de guión, Robert Redford abre la boca ligeramente, como buscando paluegos en sus muelas, subrayando así cualquier estado meditabundo del personaje. También creo son actores igualmente buenos que mejoraron con los años y que estuvieron lastrados por su físico.

Aún a riesgo de parecer más mariquita que una pelea de almohadas con funda de Hello Kitty entre Paco Clavel y Jorge Javier Vázquez, la guapura de este hombre es inconmensurable, eclipsando el provervial perfil griego de Paul Newman y sus ojos azules al borde de la fluorescencia.
Bueno, aquí es donde termina la primera excepción a la regla número uno en mi decálogo de tres normas para las relaciones sociales: "Nunca hablo de la belleza de hombres... ni de mujeres tampoco” porque estoy casado y lo que quiere pensar cualquier esposa es que el pene de su marido vive en un bote que hay en una estantería de la que solo ella tiene la escalera. Bueno y porque no hay que desdeñar nunca el legendario rencor femenino.

Paul Newman

Si Sundance Kid es el pistolero infalible algo bobo, el personaje de Pablo 'hombrenuevo', es el contrapunto experimentado y sagaz del tándem. Es el pepito grillo, el estratega, la parte adulta que atrae a nuestra feliz maestrilla quien infunde coraje a su compinche en las situaciones más desesperadas. Es identificable en su actuación ese gesto orgulloso de los galanes de otras décadas, espalda recta, mirada altanera, barbilla elevada. Sin duda hay que ver algo más de este hombre, quizás repita con el golpe obra cúlmen de esta sociedad de seductores.

1 comentario:

  1. Sí, se dice patada. Y culo es una palabra muy fea para ponerla en un título, trasero queda más PC.

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